Reseñado por Ana Delgado G.
Universidad de Cuenca
Conversando con Maturana sobre educación
Por: Miguel López Melero, Humberto Maturana Romecín, Angel Pérez Gomez y Miguel
Angel Santos Guerra.
Humberto Maturana Romecín nació el 14 de septiembre de 1928 en Santiago de Chile. Es biólogo y epistemólogo. Obtiene el premio Nacional de Ciencias. Autor de muchas obras de connotada relevancia en el ámbito educativo, entre ellas, El árbol del conocimiento: las bases biológicas del entendimiento humano (1984), Amor y juego: fundamentos olvidados
de lo humano desde el patriarcado a la democracia (1993) y El sentido de lo humano (1991).
Conversando con Maturana sobre educación, libro publicado en Málaga (España) en el año 2003, se desarrolla en base a una conversación entre profesionales de la educación y Humberto Maturana, biólogo y profesor universitario, quienes comparten sus sentimientos y preocupaciones sobre el hecho educativo. De esta manera, se suscita una suerte de diálogo y análisis respecto a la educación, pero relacionada a un ser humano que debe ser abordado desde sus diferentes dimensiones. Un libro que nos mantiene atentos a los diferentes puntos de vista de quienes participan en este conversatorio, interesante y pertinente porque citan ejemplos de experiencias cotidianas que se vinculan directamente con el quehacer educativo tanto en su dimensión formal como informal. A continuación se describen algunos aspectos de este libro, que debe ser analizado y discutido por profesionales de la educación y estudiantes que están formándose para la docencia.
La tarea de la escuela o las contradicciones de la escuela
El primer capítulo aborda, entre otros, el tema de las contradicciones de la escuela como institución educativa. La exigencia que se plantea a la escuela, por una parte, de preparar a sus estudiantes para enfrentar exitosamente un contexto social y, por otra, de formar en valores. La problemática surge porque estos niños, formados en valores como la solidaridad, el respeto, la responsabilidad, la honestidad, no encajarían en una sociedad que lo que fomenta es la competitividad, la obsesión por la eficacia, el consumismo, etc.
Maturana al respecto sostiene que los valores no deben enseñarse como algo a ser practicado en el futuro: “Yo creo que ese es el verdadero problema con los valores. Hablamos de enseñar valores porque no los estamos viviendo”.
Por lo tanto, el deber de todo maestro es propiciar actividades educativas cuyo objetivo sea precisamente la práctica de aquel valor que pretendemos enseñar a nuestros estudiantes, así como lo afirma Miguel López Melero: “dado que los valores no se enseñan, sino que se viven”. Desde esta perspectiva entonces se afirma que educar es mucho más que impartir ciertos contenidos academicistas. La educación apunta a esa formación del ser humano desde una nueva ética donde los estudiantes no deben educarse “para” el respeto, la convivencia, la solidaridad, la democracia, etc. Se trata de esta nueva ética donde los
estudiantes se educan “en” la solidaridad, en el respeto, en la democracia, etc.
Se menciona también los tipos de aprendizaje que los niños obtienen desde sus hogares, recalcando que muchos de estos aprendizajes se dan de una manera espontánea, natural. En primer lugar porque es un entorno afectivo y en segundo lugar porque el niño ahí, en su hogar, aprende a su propio ritmo, sin ser comparado con el grupo. A manera de ejemplo se cita el aprendizaje del lenguaje en donde el niño aprende a decir “agua” porque esa palabra responde a una necesidad. Y se critica a la escuela en el sentido de que se artificializa mucho el aprendizaje.
En el libro se cita otro aspecto relacionado con el quehacer educativo, digno de ser tomado en cuenta por maestros de todo nivel. Se cuenta que en alguna de las conferencias impartidas por Maturana se le acerca una profesora de gramática a preguntar sobre cómo podría impartir su clase para que guste a sus estudiantes. Precisamente se cuestionaba esto la profesora porque afirmaba que su materia era muy “árida”. Maturana cuestiona la percepción de la maestra respecto a la materia, y le responde: “si usted piensa que es árida, va a ser infinitamente árida”. Nada más cierto, ya que nuestro sentir respecto a una
asignatura es justamente lo que contagiamos a nuestros estudiantes. Si nosotros creemos que la Pedagogía es aburrida, que no nos sirve para nada, pues esa actitud generalmente lo asumirán nuestros estudiantes.
Respecto al desenlace de esta experiencia, la maestra se acerca en otra ocasión a Maturana, está vez feliz porque logró conectar los contenidos de la gramática con los intereses y necesidades de sus estudiantes.
Estos y otros temas de interés hacen que Conversando con Maturana sobre educación sea una obra ampliamente recomendable para el lector que busca conocer más sobre el papel que juega la dimensión humana dentro de todo proceso educativo. Un libro, además, fácil de leer, ameno, que debe ser analizado y discutido por todos los actores del proceso educativo.